sábado, julio 29, 2006

Trabajando la chapa (3): Busco en la basura algo mejor

Aunque ardo en deseos de contar los resultados de mis primeros martilleos sobre planchas de metal, vayamos por orden. Vamos a centrarnos en la recolección de las herramientas que usaremos más adelante. O tal vez no las usaremos, pero las recolectaremos igualmente.

(¿Alguien conoce algún psiquiatra que sea bueno con el síndrome de Diógenes?)

(¿Sabíais que, además, es contagioso? Mis amigos empiezan a traerme chatarra como regalo. Y lo peor es que me gusta)

A lo que íbamos. Hay una serie de herramientas, muy necesarias, que se pueden conseguir a bajo coste rebuscando en la basur... esto, quiero decir, recuperando y reciclando material obsoleto.

Claro, tienes que planificarte con tiempo, y empezar a urgar en los contendore... empezar a buscar materia prima con suficiente antelación, ya que el reciclado no es como ir a una tienda: los cachivaches aprovechables aparecen cuando les peta, no cuando los necesitas

Digamos, por ejemplo, que piensas conseguir un yunque. Una primera opción es irte a la ferretería Delicias (curiosamente, está en el Paseo de las Delicias, en Madrid) y comprar un yunque. Digo comprar, porque, si piensas que podrías robarlo, estás en un error: tienen los yunques encadenados para que nadie se los lleve. Claro, supongo que es algo muy habitual: coges un enorme yunque de treinta kilos y te lo metes debajo de la chaqueta, para acto seguido salir de la tienda como si tal cosa, sin que nadie se dé cuenta de nada raro. Bueno, tal vez un ligero crujir de vértebras, pero nada serio...

¿¿Pero alguna vez en la historia alguien ha robado un yunque?? Si alguien tiene una explicación racional sobre el motivo de atar los yunques, que me lo explique, por favor

El caso es que los yunques son caros, o al menos eso puede parecerle al ojo poco entrenado del neófito. Sin embargo, el ojo experto del acechante armero se fijará, sin duda, en que en la obra del edificio de al lado de casa, van y tiran al contenedor ¡un yunque perfectamente funcional! Claro, el ojo no entrenado, lo más que verá son 13 kilos de viga en H. El cacho de viga en cuestión está recientemente cortado por ambos lados, luego no es que fuera un extremo sobresaliente... espero fervientemente que los responsables de la obra sepan exactamente qué están haciendo y qué puede ocurrirle al edificio cuando te llevas el trozo del medio de una viga...

Claro, en esto de los yunques caseros no todo son flores y pajaritos. Después de meterle una buena cepillada a base de cepillo de púas, consigues quitarle la capa de óxido, y descubres que las picaduras y poros del óxido tienen el nivel de un acné adolescente en fase terminal. Un disco de lijadora más tarde, una esquina era más o menos practicable, pero no sé yo cuánto va a arañar lo que apoye ahí.

Por supuesto, hay otras pegas a tener en cuenta

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Cosas que aprende un armero incipiente (10)

Una trozo de viga en H constituye un yunque excelente. Es robusto, pesado, estable, liso, resistente... ...y escandaloso. Los yunques caseros son diapasones gigantes, la esencia de los carrillones, trece kilos combinando percusión y metal, el escándalo en estado puro. El espíritu de la campana habita en ellos, y quiere que el mundo lo sepa. ¿Os acordáis de que los muelles no hacen "doing"? Pues los yunques si que hacen "doing". Y "tong". E incluso "tolón", si es necesario. Los martillazos se sostienen, resuenan, reverberan, atronan, vibran... Vamos, que no lo uséis en vuestro apartamento en mitad de la noche (Por cierto, antes de darle un buen lijado, además de sonar, corta)
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Claro que el potencial armamentístico de las obras no acaba, ni mucho menos, ahí.

En la foto de al lado hay varios ejemplos.

- Un cacho de viga en U, recientemente recuperado por Be Y D para la causa. No sabía que Be y D hubieran desarrollado el experto ojo del armero, sin duda están en ello. (Aún no he comprobado el potencial sónico de este cacharro, pero lo presumo similar al de la viga en H)


- Un metro de tubo, de unos 76mm de diámetro y casi 4mm de espesor de chapa. Este salió de la misma obra que la viga en H, y había varios como él: la integridad estructural de ese edificio empieza a verse muy comprometida. Para el ojo del armero, esta maravilla es ideal como molde para curvar chapa, y puede que incluso cuero. Algún día cortaré un cacho manejable del tubo y lo puliré un poco.

El otro tubo (de utilidad similar, aunque en más pequeño) tiene algo menos de 5cm de diámetro y 3mm de espesor de chapa, y ya está lijado y pulido. Originalmente, estaba destinado a formar parte de un andamio, pero, con un poco de habilidad y un mucho de nocturnidad, fue "distraído" antes de que lo integraran en la estructura principal. Os sorprendería lo difícil que es encontrar un andamio con las piezas sueltas tiradas por ahí, y sin vigilancia nocturna. Si, si, ya lo sé, pero es que no venden tubo en trozos más pequeños que 5 ó 6 metros, y eso iba a ser complicado de subir a casa por la escalera.

Por cierto, dentro de un orden, también hace "doing"

Siguiendo con los tubos, os presento lo que aparentemente son barras de armario, de esas de donde se cuelgan las perchas. O eso es lo que pueden parecerle al ojo poco entrenado, el ojo del armero ve más allá, y descubre la verdad oculta. Esto no son barras de armario, esto, una vez cortados, son extensores del mango de los alicates para poder hacer una fuerza muy bien controlada a la hora de hacer anillas remachadas. ¿Que de dónde salieron? Vale, lo confieso, salieron directamente de dentro del cubo de basura del que sobresalían. Pero debo decir que no soy el único con esos instintos: cuando volví a pasar un rato más tarde, ya se habían llevado las demás que había por ahí.

Lo dicho: estoy deseando publicar la próxima entrega, que espero dedicar, o bien a la primera fase de construcción de un spangenhelm, o incluso ¡tachán, tachán! a la finalización de la primera loriga de malla.

lunes, julio 17, 2006

La malla remachada (1): It's going to be that not

Hoy vamos a empezar a explicar cómo se fabrica cota remachada. Por supuesto, estamos hablando de malla medieval con remaches en cuña y todo el anillo aplanado.

Para los que no estaban atentos en anteriores entregas: no os preocupéis, es porque tampoco lo he explicado. Pero, de nuevo, en la página del maestro, sección "cota remachada", encontraréis toda la información al respecto.

La malla remachada es un trabajo minimalista donde los haya. En todas y cada una de las puñeteramente trabajosas fases de la fabricación de malla, el curro con la remachada es mucho más arduo. Desde el puñetero principio ¿Recordáis lo de cómo comprar el alambre? ¿Y la gripe del zinc? Cuando vas a fabricar malla remachada, empiezas por comprar alambre de hierrajo cutre, bastante fino, sin galvanizar, y fácil de manejar. Suena simple ¿verdad?

Pues no.

A ese alambre básico y simple se le llama alambre de ferralla (supongo que, etimológicamente, eso significa "hierrajo" en latín) Y es asombrosamente complicado de encontrar en una ciudad como Madrid. Yo al menos, sólo lo he encontrado en una ferretería industrial de Fuencarral (también tienen remaches macizos, por cierto, es genial el sitio)

Una vez tienes el alambre, llega el momento de cortarlo. Si, claro, estás harto de cortar anillas para hacer malla, eso ya no tiene secretos para ti, ¡es tan simple cortar alambre para hacer anillas!

Pues no.

Para hacer malla remachada, cada anilla se solapa sobre si misma (en el sitio donde irá el remache)

En esta imagen se puede ver la diferencia entre anillas de alambre galvanizado cortadas para hacer malla enfrentada; y anillas de ferralla cortadas para hacer malla remachada. Las galvanizadas son mucho más monas, dóndevaustéapará, pero las otras pueden proporcionar una malla quince veces más resistente. Con veinte veces más esfuerzo para hacer la malla, claro. Mola ¿verdad?

¿Pues no? No sé , a mi si me mola...

¿Y cómo se hace un corte tan rarito? Porque, una vez tienes tu muelle de alambre, es complicado cortar en la segunda espira, saltándote un cacho de la primera. ¿Cómo se pide esa herramienta en la tienda? Porque habrá una harramienta para eso, ¿no?

Pues no.

Pero que no cunda el pánico. Es fácil, se pide así: "Dame un cortalambres y una radial con un disco abrasivo para metal, por favor. Y, ya que estás, ponme un juguetito de estos del expositor, que no sé lo que son, pero explícame qué es y para qué sirven, que los he visto y me tienen fascinado: estoy seguro de que quiero uno, sea lo que sea"

Y descubrirás que tienes los medios para hacer una herramienta parecida a la de la foto. O, como estuvo a puntito de pasarme a mi, te habrás cargado definitivamente un cortalambres excelente. Según te tiemble la mano que lo sujeta y le pases todo el filo por la radial en marcha. Muy, muy mala idea.

De hecho, si tienes buen pulso, tendrás algo bastante más bonito que lo de la foto. El caso es que has limado un hueco en un cortalambres, hueco en que encajará la espira que te vas a saltar , mientras cortas en la segunda vuelta del muelle. Si todo va bien, con un poco de juego de muñeca, obtendrás unas anillas excelentes.

¿Y qué vamos a hacer con esas anillas? Un primer paso es normalizarlas, es decir, eliminar cualquier rastro de temple y dejarlas tan blandas como sea posible, ya que vamos a hacerles montones, montones y montones de perrerías que requieren un metal blando. ¿Normalizar anillas te suena a algo sencillo?

Pues no.

Para normalizarlas, hay que ponerlas al rojo, y dejarlas enfriar muuuuuy despaaaaaaaaaacio. He probado el mechero bic, y no funciona; así que es cosa de intentar métodos alternativos. Lo de usar un soplete en el salón me acojona, así que es cosa de probar a echarlas al carbón de la barbacoa más próxima.

El despliegue de medios ha sido importante, ya que la prohibición de hacer fuego en el monte tiene efectos colaterales insospechados en el armero incipiente. Enumeremos los pasos necesarios:

- Hay que proponer a los amigotes montar una fiesta "bosque de nabos" (es decir, sólo tíos, sin mujeres) un fin de semana cualquiera. Cualquiera que tenga pareja es consciente del enorme desafío que semejante reto comporta.

- Se debe conseguir que uno de los amigotes tenga un cuñado que ofrezca un chalecito con barbacoa incorporada. (Los cuñados empiezan a ser una constante en esto de la fabricación de armaduras. ¿Habrá una conspiración cuñado-masónica tras todo este asunto?) Y claro, por lo general, los cuñados de los amigotes tienen ideas muy claras sobre la chusma con la que se junta el hermano de su señora; y sobre lo que pueden llegar a destrozar en su muy preciado chalecito...

- Una vez superada la resistencia del propietario, se preparan unos cuantos miles de anillas, engarzadas cual churritos, y se llevan al evento. Lo de la foto es aproximadamente la mitad de lo que acabó sobre las brasas, cubierto por una nueva capa de brasas, y estuvo luego enfriando más de doce horas. Le calculo, en total, más o menos un almófar.

Vale, y ¿cómo se remacha esto? Es extremadamente chungo colocar un remache en un alambre cilíndrico doblado sobre si mismo, así que lo normal es aplanarlo, ya sea sólo la zona de solape, o el anillo entero.

Hay por ahí virtuosos del martillo que afirman que se puede aplanar una anilla con un martillo y un yunque. En mi experiencia, con un martillo y un yunque puedes machacar media anilla, medio pulgar, y mandar los restos de anilla (y de uña) a varios metros de distancia. Mala idea para novatos.

El novato necesita una máquina en la que depositar su confianza, algo que encauce su entusiasmo en forma de un golpe preciso y efectivo. En definitiva, el novato necesita un acuñador.

¡Si, ya, claro, voy yo a encargar yo uno de esos por internet! ¡O a pagar a un tornero, no te jiba! ¿Te crees que el dinero crece en los árboles?

Que no cunda el pánico. ¿Sabes lo que es una bisagra? ¿Sabes que el cosito donde está el eje de la bisagra se llama "buje"? Sabes que, cuando es lo bastante gordo, se vende suelto en las ferreterías industriales?

Pues esta monada de buje no cuesta gran cosa, y consta básicamente de un rodamiento (que tiras a la basura con mucho cuidado), de un casquillo (hembra) y de un cachito (macho) que vas a a aprovechar para tener una satisfactoria relacion sexual en el aplanado de anillas.

Lo primero es pillar el casquillo (la parte "hembra") y, con una broca del mismo tamaño que el pene, digo, que la parte macho del buje, agrandar el agujero hasta atravesar por completo el buje (me niego rotundamente a hacer chistes al respecto) El caso es que el casquillo tendrá una pinta similar a la de la foto.

En la misma foto se ve la otra mitad del buje, el rodamiento, y el resultado de "capar" la mitad macho del buje.

Esta mitad macho encaja y se desliza a la perfección dentro de la mitad hembra. Si acabas de sonreir, te recomiendo que dejes de leer esta página y te vayas a otra página más acorde con tus gustos.

Y, si lo tuyo no es la sexualidad infantiloide de la adolescencia, no te preocupes, aún puedes realizarte en esta página, porque ¡es el momento de la violencia gratuita! Pones una anilla en la superficie de un yunque (o equivalente), apoyas el casquillo, dejas pasar el pistón, pones algo de diámetro similar que encaje en el casquillo... y le metes un hostión con la maceta de más peso que tengas a mano, con muuuuucho cuidado de no llevarte un dedo por delante.

Y, con un poco de suerte, tendrás una anilla maravillosamente aplanada, dado que el casquillo ha redirigido perfectamente el impulso.

Pues no.

Hagamos un repaso al fascinante mundo de los diámetros.

El diámetro interno de la anilla es de 8mm. A falta de repasar las agujas de hacer punto (y lo digo muy en serio) no parece que se fabriquen varillas no roscadas de 7mm; y las de 6mm son muy, muy, muy pequeñas. Y las de 10 excesivamente grandes. Así que, casi seguro, tienes anillas con diámetro interno de 8mm.

El alambre de ferralla es de 1,3mm de diámetro. Eso hace 8+1,3*2=10,6mm de diámetro externo para cada anillo, ¿verdad?

Pues no.

Hay una cosa que los ingenieros tienden a olvidar, y los mecánicos tienen siempre presente. Se llama holgura. Esa anilla de diametro teórico de 10,6mm cabe a duras penas en un casquillo de 12mm de diámetro interno. Lo sé, porque es el que yo fabriqué (para algo uno tiene más de ingeniero que de mecánico, mejorando lo presente). Y apenas cabe. Pero bueno, cabe, luego es suficiente.

Pues no.

Cuando machacas una anilla en un casquillo tan escaso, aunque mantienes la anilla libre de deformaciones... tampoco consigues aplanarla del todo. La puñetera pilla bien la forma, pero tienes que darle docenas de martillazos a mala leche... no, algo falla, esto no funciona.

Por el momento, creo que el método a seguir es dar forma ligeramente a la anilla en un casquillo del 12, para luego machacarla del todo con un casquillo mucho más grande.

O no. Lo sabré cuando consiga un casquillo más grande.

¿?...

lunes, julio 10, 2006

La cota de malla (7): Pero ¿hay algo que rime con almófar?

Un almófar, ya me pispo
en tres fases se acomete
la mantilla, el capacete
y un buen manto del obispo

Pero ¡ojo! ten cuidado
que hay un borde en el asunto
considero yo que es junto
para otro es separado

A empezar con las capuchas
vamos a toda pastilla
en el centro va una anilla
le uniremos luego muchas

A esta anilla del comienzo
unes seis en circulito
que aunque sea muy chiquito
es el inicio del lienzo

En la capa que ahora pones
el diámetro es más tocho
no son séis, que ya son ocho
las anillas que dispones

Conque atente a las razones
cada nueva vuelta dada
crecerá proporcionada
e incluiremos expansiones

Ya no sé quién soy, chiquillo
pues con tanto circulito
más parece un tapetito
¿soy mi abuela, y es ganchillo?

Una vez este tapete
llegue bien hasta tus cejas
de tejer círculos dejas
acabaste el capacete.

La mantilla hasta tu cuello
baja recta sin problema
no hay aquí ningún dilema
que nos deje sin resuello

salvo el largo calculado
pues si pecas de tacaño
tirará el brillante paño
al querer mirar a un lado

Si lo quieres, ya acabaste
Sobre el manto hay opiniones
y hay quien piensa: "no hay razones
que me indiquen que no baste"

Del obispo el manto mola
(digo yo que queda chulo)
y aunque es curro para un mulo
yo lo tejo ¡haced la ola!

Será como el capacete
harás muchas expansiones
(no te quedan más cojones
si no quieres que te apriete)

Hay quien cierra aparte el cuello
que aunque sea más trabajo
te protege de un buen tajo
y además queda más bello

Aquí quise yo dejarlo
del almofar orgulloso
me sentía: era hermoso
alguien vino a fastidiarlo

Cuando ya lo terminaba
fue mi chica, salerosa
y me dijo (¡qué graciosa!)
¿Por qué no lo regalaba?

Es de Arant cumpleaños
y un almófar de presente
aunque habiendo tanta gente
hay que echarle unos redaños

Del gorrito me he librado
¡Madre mía, qué putada!
¡Que me quedo yo sin nada!
Otro más he comenzado

Como ahora soy experto
quedará hecho una monada
¡Voto a tal, vaya pasada!
he exclamado boquiabierto

Así quedo de contento
del almófar no me aburro
y a pesar de tanto curro
merecía el sufrimiento

jueves, julio 06, 2006

La cota de malla (6): Tejemanejes

He dejado transcurrir más tiempo del que quería desde mi último post, pero vamos a retomar el tema de la malla, explicando cómo tejerla. Ojo! el que quiera un tutorial, que visite la página del maestro, yo no pretendo entrar en demasiado detalle.

Cuando te pongas a tejer malla, vas a estar muuuuchas horas sin hacer ni puñetero caso a los que te rodean, así que más te vale tener una sólida relación de pareja, o estar deseando acabar con tu relación de pareja. Existe otra posibilidad, que es que, para empezar, no tuvieras pareja, pero este caso es muy poco frecuente: los que se dedican a hacer armaduras en el siglo XXI son gente guapa y absolutamente fashion, no como esos frikis raros que hay por ahí.

Lo normal es que busques una distracción para que tu pareja no te mande a freir monas. Una opción sería buscarle un amante, pero no se suele considerar la más adecuada, y, además, que se lo busque por su cuenta, qué demonios.

Yo encontré una alternativa menos cornúpeta: aficionarla al visualizado de varios episodios consecutivos de interminables series de televisión. Ojo, hay una importante lección que no debes olvidar:

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Cosas que aprende un armero incipiente (9)

Se puede hacer malla mientras se ve la televisión. Pero no se puede ver la televisión mientras se hace malla.

Quien no lo entienda puede hacer la siguiente prueba: que se siente delante de la televisión y se ponga una película mientras teje la malla. Una vez termine la película, que describa en detalle las imágenes de las escenas más impactantes. Si es capaz de hacerlo sin problemas, que se vaya preparando a deshacer la mitad de su trabajo, porque seguro que se ha confundido varias veces (y, cuando te confundes con una anilla, sueles tener que deshacer un buen trozo para enmendar el error)

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A mi me ha venido muy bien la serie Las chicas Gilmore. Aunque es un poco cursi, es divertidilla, mi chica está enganchada, y, lo que es más importante: toda la gracia está en el diálogo, así que no tienes que mirar a la pantalla. Hay disponibles cinco temporadas en castellano, a 22 capítulos de casi tres cuartos de hora cada uno: si los administras bien, eso suma por lo menos la mitad de una cota.

A la hora de tejer malla, hay dos técnicas básicas: ir añadiendo las anillas una a una, o ir haciéndolo en grupitos que se llaman unidades básicas. Se haga como se haga, hay que hacerlo con cuidado, ya que las anillas no van enganchadas a tontas y a locas, sino que están perfectamente organizadas en hileras que son como hacer un trámite en la DGT: primero vas a un lado, luego vas a otro, a un lado, a otro, a un lado, a otro...

La ventaja de trabajar con unidades básicas es que puedes cerrar más o menos la mitad de las anillas cuando aún no las has unido a nada, y resulta más fácil. Con malla enfrentada, esto no significa gran cosa, pero si es malla remachada puede ser una diferencia tremenda.

En el caso de la típica malla europea cuatro en uno, la unidad básica se compone de cuatro anillos (previamente cerrados) que engarzas con un anillo central (cuatro en uno ¿lo pilláis?)

Esta unidad básica la colocas como en la foto con todos los anillos apuntando hacia el mismo lado, menos el central, que va al revés (¿Recordáis lo de la DGT?) Por motivos que no alcanzo a comprender, a esto se le llama la postura de la rana.

Si colocáis otra rana al lado de esta y las unís con un anillo orientado igual que los anillos centrales, estaréis haciendo una cadena. Ojo con cómo colocáis las ranas, que al principio es muy fácil liarse. En la foto de al lado tenéis una cadena, un par de unidades básicas sueltas, y, justo a la derecha, los anillos abiertos con los que se unirán esas dos unidades básicas al resto de la cadena. También hay que tener cuidado con la dirección en que va a ir la cadena, ya que no es lo mismo horizontal que vertical: si lo haces al revés, la malla quedará tensa y abierta por su propio peso, y no sólo será feo, sino que también será menos flexible y protegerá menos.

Una de estas cadenas puede llegar a ser bastante larga, la de la imagen tiene 77 unidades básicas de largo y es parte del tronco de mi cota. Hacer una cadena como esta me lleva como mínimo un par de tardes al completo, y no, no hay atajos.

Una vez tienes lista una cadena, no hay más que unirla a otra cadena, y a otra, y a otra... hasta que tenemos un bonito retalito.

Claro, así dicho parece muy sencillo ¿verdad? ¡Pues no! Las anillitas se retuercen y giran sobre si mismas. Las ranas se menean y esperan su oportunidad de convertirse en otra cosa (no necesariamente en príncipes encantados) y es muy fácil equivocarte y tener que deshacer parte. Pero ¡cuidado! la malla es engañosa y cruel, y gusta de confundirte, sobre todo en sus esquinas.

Porque, en ocasiones, la esquina de la malla se retuerce sobre si misma, de forma que te quedas pensativo diciendo: "¡Qué ceporro soy, cómo pude engarzar tan mal estos anillos! ¡Voy a tener que quitarlos y ponerlos otra vez!" ¡Falso! La mayoría de las veces, la malla ha ejercido sus artes de embaucadora, y el problema se hubiera resuelto dándole simplemente una tobita para que se recolocara en su sitio. Claro, menos las veces en que efectivamente has sido un ceporro y la has engarzado mal, y te puedes dejar el dedo dándole tobitas, que va a seguir mal colocada lo mires como lo mires.

Y con esto y un bizcocho, tendremos una malla llena de migas. Aún hay que saber hacer expansiones y contracciones, para que la malla vaya aumentando el número de anillas, o reduciéndolo, y que así se pueda ajustar un poco y poder así darle forma. Las expansiones son fáciles, consisten en colocar una anilla adicional, de forma que una determinada anilla quede unida a cinco compañeras, y así la siguiente hilera tendrá una anilla más de ancho. ¿Adivináis cómo se hace la contracción?

Claro que esto se hace en vertical. En horizontal se puede hacer lo mismo, pero es más complicado, es visible, y, sobre todo, a mi se me da de pena y no consigo que quede bien. Aún tengo pendiente deshacer las mangas de la cota (otra vez, y ya van tres) y rehacerlas de una forma un poco más elegante.

¡Y eso es todo lo que hay que saber! Sólo queda tejer, y tejer, y tejer. A mi me resulta relajante, es un ejercicio manual con movimientos repetitivos, en el que no hay que poner demasiado cerebro, y con el que acabas por obtener un resultado bastante satisfactorio. No sé en qué estás pensando, yo me refiero a hacer malla.

Y ahora si que si, después de este tedioso apunte sobre el tejido genérico de la malla, ha llegado el momento de explicar los patrones y la forma de hacer una pieza que puedas vestir con elegancia y, sobre todo, seguridad. Pero eso será otro día