jueves, abril 24, 2008

El escudo cometa (1): Encuentra las 12 diferencias.

Ya he ido dejando caer que, prácticamente en paralelo al escudo lágrima, he estado haciendo un segundo escudo, en esta ocasión, un escudo cometa.

¿Que en qué se diferencia del anterior escudo? Bueno, tendréis que encontrar las 12 diferencias.



Diferencia 1: El desfase temporal

Cada paso del escudo cometa se fue haciendo un poco después que el mismo paso en el escudo lágrima (para mis compañeros de gremio, me viene a la mente el término pipeline), con lo que aprendí de mis errores y quedó un poco mejor.


Diferencia 2: El destino
El escudo cometa no es para mi, sino para Arant; convirtiéndose de esta forma ¡en el primer encargo que fabrico directamente para otra persona! También implica que el diseño es de Arant, así que es lógico que resulte más feo y de peor gusto que el mío.


Diferencia 3: La forma

Sí, ya sé que no te habías dado cuenta, pero, si te fijas bien, verás que la forma es sutilmente diferente entre ambos escudos.

Como más de uno me ha preguntado por cómo hacer el patrón de los escudos (¡Aisch, cómo flojea el dibujo técnico!) os lo voy a explicar.

El escudo lágrima se basa en dos círculos. ¿La herramienta para dibujarlos? Un cordón atado a un lápiz. O clavas el cordón al centro, o lo sujetas con cuidado, y manteniendo el lápiz exquisitamente recto, trazas la curva necesaria. Los laterales los haces con una regla larga, listón, o similar: no son más que las tangentes a los dos círculos, que encontrarás perfectamente a ojo.

El escudo cometa es un rectángulo acabado en un pico curvo. Las curvas de ese pico las haces con el mismo lápiz-y-cordón; haciendo centro en una esquina del rectángulo y radio hasta la esquina de enfrente.


Diferencia 4: El curvado

En este caso, el curvado no se ha hecho en águno "hacia el pico", sino con todos los listones paralelos.


Ojo, que las latas de refresco pueden ser incluso demasiado grandes para este tipo de curvatura. Puede ser conveniente no poner bastante peso como para que el centro del escudo llegue al suelo.


Diferencia 5: El encolado

Vale, puede parecer que el encolado es idéntico al del escudo lágrima, pero hay una diferencia importante: la evidencia documental de Arant currando en su propio escudo.




Diferencia 6: El entelado

De nuevo, la diferencia está en los modernos medios audiovisuales que ilustran el proceso de colocar una de las seis capas de tela que lleva el escudo por la parte frontal. Al final, podréis ver cómo cortar las esquinas para que no hagan arrugas.




Diferencia 7: Fijando los bordes

Ya comenté que el método de sujetar los bordes con pinzas fue un error. En esta ocasión, me he hecho con una grapadora de tapizar y ¡chas, chas, chas! he ido fijando el borde con la tela bien tirante.



Si no quieres que queden bultos sospechosos, una vez seca cada capa puedes usar un quitagrapas para -oh, sorpresa- quitar las grapas. Y sí, es importante dejar secar cada capa antes de poner la siguiente, o hará arrugas raras.


Diferencia 8: Pintando

Por si no os habéis dado cuenta, los diseños pintados en ambos escudos son algo diferentes.

Originalmente, Arant me pidió un aspa blanca sobre fondo azul. Yo le comuniqué que eso es una cruz de San Andrés escocesa, y que me negaba en redondo a pintársela en el escudo, ya que iba a parecer un hooligan cualquiera.

Tras una intensa negociación, alcanzamos el entendimiento en un riguroso punto medio: media aspa, un ángulo blanco sobre fondo azul. Tras una cierta confusión sobre si apuntando hacia arriba o apuntando hacia abajo, al final quedó en que apuntando hacia arriba.



Diferencia 9: El acolchado

La única diferencia aquí está en la técnica para fijarlo (hoy lo habría hecho recto hacia arriba, tal como me ha aconsejado mi Amigo Que Confía en el Hierro) En este caso, he tachonado directamente el cuero con el acolchado dentro, sin molestarme en cosidos ni zarandajas. Es enormemente más fácil y rápido, y queda igual de bien.



Diferencia 10: El embrazado

Vale, el embrazado es idéntico. De hecho, se hizo prácticamente a la vez, así que no me dio tiempo a aprender de mis errores.


Diferencia 11: La contera

La diferencia entre esta contera y la del escudo lágrima es que... espera, al escudo lágrima no le hice contera.

Como este escudo termina en pico, y el trasto es lo bastante grande para que ese pico arrastre mucho por el suelo, me planteé protegerlo con una contera metálica. Así que dicho y hecho.


Como no tengo medios para soldar, la contera está construida a base de doblar chapa y remachar. La cara frontal es la elegante, la trasera es... la otra cara.

- Oye, Axil ¿cómo demonios has hecho eso? No lo veo claro ¿por dónde se dobla la chapa?

Vaaaale, aquí os dejo el patrón. Creo que fue algo así como el número ocho que hice en papel, muy recomendable hacerlo siempre en papel antes de intentarlo en chapa, y muy recomendable redondear las esquinas de la chapa para que no se enganche en nada.

Para ver las medidas, basaos en que es un papel cuadriculado normal.

Seres extraños de allende los mares, que medís distancias en yardas, volúmenes en galones, y no tenéis que sacar papel y lápiz para saber si cinco sesentaycuatroavos es más o menos que tres treintaydosavos: cada cuadrado tiene 4mm de lado. Algo así como 5/32 de pulgada. ¿Vale?

Y, sí: va remachada de lado a lado atravesando el escudo.


Diferencia 12: El canteado

El canteado está hecho del mismo cuero y del mismo ancho; pero, en lugar del infierno de remacharlo, está directamente tachonado.

Mucho más fácil.

Mucho más rápido.

Puedes colocar las tachuelas bastante juntas, ergo puedes hacer curvas cerradas sin que se levante el cuero.

Item más, puedes usar tiras de cuero más largas, ya que puedes controlar muy bien su curvatura.

Puede parecer que el pico ha quedado torcido: es falso, lo que pasa es que solapé ambos lados del cuero de una forma un tanto rara, y da esa impresión.

Con el escudo lágrima estuve una semana con los dedos marrones por culpa del tinte del cuero, que mancha cuando está húmedo.

En esta ocasión, utilicé unos guantes de látex (no tropecé dos veces en la misma piedra)

Eso sí, descubrí que los guantes de látex vienen cubiertos de talco. Y que la mezcla de talco, humedad y tinte para cuero mancha el escudo cosa mala, y luego hay que repasar la pintura.

Es decir, que tropecé en una piedra distinta. Pero tropezar, lo que se dice tropezar, tropecé otra vez. ¡Oh, destino cruel y predecible!


Y ahora, hablemos de dinero

Lista de la compra para fabricar dos escudos enormes, y que sobren restos para hacer un escudo pequeño para un niño y alguna chorradilla.

- 6 metros de loneta (ancho de dos metros y un poco, no me sé las medidas exactas de estas cosas) -> 36€ (puedes ahorrar comprando telas de oferta, reciclando sábanas viejas...)

- 5 kilos de cola blanca -> 20€ (vete a una tienda de pintura, en las ferreterías tienen botes diminutos y sale tres veces más caro. Lo sé.)

- Tablas para curvar los escudos -> 0€. Ya sabes, síndrome de Diógenes, unas tenazas y, preferiblemente, una palanqueta.

- 7,5kg de clavos (dos tamaños) para hacer remaches -> 14€. Sí, de estos me va a sobrar algo, va a ser que sí.

- 4 tableros de okumen 130x70 -> 30€. Elegí mal el corte; el ancho estándar son 122, así que, si hubiera hecho los escudos de 61cm de ancho, me habría salido por la mitad de dinero.

- 4 botes de kilo de pintura acrílica mate de diferentes colores (sí, de esto también sobra bastante) -> 44€

- Un rollo de cinta de carrocero + una cajita de hojas para el cutter -> 5€

- 0,5 metros de guata para acolchados -> 2,5€

- Cuero de vaqueta (un buen trozo) + 4 agujas de coser cuero (vale, no sirven para los escudos, pero ya que estaba en la tienda...) -> 94€

Total: 245,50 eurazos para dos escudos; eso sí, bastante hermosos, y con una cierta cantidad de material sobrante

sábado, abril 19, 2008

El escudo lágrima (4): A ver por dónde agarramos esto

Y por fin llegamos a la recta final del escudo lágrima: el embrace.

Hay numerosas escuelas sobre cómo hacer el embrace de un escudo. Incluso he encontrado esta interesante página dedicada al tema.

Después de darle muchas vueltas, me decidí por las correas formando un cuadrado, de manera que se pudiera sujetar el escudo de múltiples formas. Un factor determinante fue, sin duda, que mi amigo que confía en el hierro lo recomendaba en un hilo de la AEEA.

Sin embargo, un problema métrico-logístico se interpuso en mi camino: el retal de cuero que compré para el acolchado resultó ser demasiado pequeño. Así que al final opté por el clásico embrace en diagonal... con el que no hay quien mueva con soltura un enorme escudo como el mío. Un error, sin duda, así que me uno a la recomendación: para un inmenso escudo lágrima, haz un embrace en cuadrado.

Lo primero que hay que preprarar es el acolchado, porque tu no quieres que los golpes que le caen al escudo por el otro lado se transmitan directamente a tu delicado brazo.


Para hacer el acolchado, mides la longitud del brazo a proteger (ten en cuenta que tu fácilmente lesionable codo, tu huesuda muñeca, y el frágil dorso de tu mano, también están en contacto con el escudo) y cortas el tamaño adecuado en cuero suave, siendo más bien generosos con el cuero.

Para acolchar puedes usar guata, lana, el relleno de un cojín viejo... lo que te dé la gana.

Yo me decidí por acolchar con guata (más que nada porque no se apelmaza) y por coser una especie de almohadón independiente del escudo (con tela por el lado de dentro, que el cuero es más bien caro)


No es en absoluto necesario.

Es mucho más fácil clavetear directamente el cuero al escudo, con el relleno dentro; algo que, al fin y al cabo, vas a hacer de todas formas.


Así que te haces con unas cuantas tachuelas de tapizar (también se llaman tachuelas de celosía) y con un martillo y paciencia vas fijando todo el borde del acolchado.


Ojo, si estás clavando el cuero sin haber cosido antes, y el relleno es de trozos sueltos, asegúrate de colocar las tachuelas bastante juntas para que el relleno no se escape entre ellas.

Una vez fijado el relleno, hay que colocar las correas del embrace. Yo utilicé tiras de 3,5cm de ancho, obtenidas del mismo cuero que empleé para el canteado.


Para fijar estas tiras, nada de tonterías ni de sujecciones que puedan romperse. No, no, no, mucho mejor colocar algo que sea endiabladamente duro de poner, que uno tiene una imagen que cuidar.


Remaches obtenidos de clavos de 5,5mm. Unos señores remaches, que requieren una radial para cortarlos con un mínimo de precisión. Se hace el taladro en el escudo, se pasa el clavo, se marca el punto de corte se saca, se corta, y se vuelve a introducir en su sitio para remacharlo (recuerda: arandela)

Importante: el escudo no va a ser igual de ancho por todas partes, puede haber burbujas entre las maderas. Así que tienes que medir cada clavo por separado, no te vale una longitud única. Sobre todo con este grosor de remache, que no te da para muchas virguerías con el martillo.

Las correas deben ser ajustables, por aquello de poder usar el escudo con el brazo desnudo, o con un gambesón, o con brazales, o con guantes... Lo más habitual es usar hebillas, pero dado lo difícil que es encontrar hebillas con un aspecto mínimamente histórico, decidí utilizar un método de ajuste un poco más rupestre.


Con esto podríamos dar el escudo por terminado, pero la comodidad dicta que hace falta ponerle un tiracol, para poder descargar el brazo del peso de este trasto (que son 4,5kg, oiga) y para poder transportar el escudo cómodamente.

De nuevo, hay diferentes formas de poner el tiracol. Yo lo coloqué en diagonal, de forma que fuera cómodo colgarse el escudo inclinado para marchar con él sin ir dando con la punta en el suelo constantemente. Es posible que me haya quedado algo corto, y que con gambesón y cota sea un tiracol algo escaso; en tal coyuntura, habrá que cortarlo y hacerle un empalme (¡jo, qué chapuza!)


El lector atento habrá visto en la foto anterior un extraño trozo de cuero remachado en mitad del escudo ¿verdad? ¿Y qué utilidad puede tener?

Pues sí, es para colgar el escudo de la pared sin que se acaben deformando por el peso las correas del embrace.

Y una vez más podríamos dar el escudo por terminado. Pero falta un pequeño detalle estético, absolutamente opcional, eso sí: pintar las cabezas de los remaches del mismo color que el escudo. Así además, aprovechas para cubrir todos los manchurrones y dedazos que has ido dejando marcados durante el proceso de canteado y remachado.


La primera capa de acrílica tenderá a oxidar un poco los clavos y a tomar un tonillo rojizo. No problemo, otra capita, y apañado.

Y ahora, sí que sí, tenemos un escudo de lágrima, terminado, y listo para que el prójimo se ensañe a golpes con él y destroce todo este trabajo.

Y ya para terminar, dado que esta entrada me ha quedado un poco sosa, os dejo con otro episodio de Kaamelott.

sábado, abril 12, 2008

El escudo lágrima (3): el canteado de nunca mais

Ya tenemos un escudo perfectamente pintado y seco; y llega el momento de cantearlo, por dos motivos:

- Para que aguante mejor los golpes en el borde.

- Y porque los bordes de la tela se han agurruñado bastante, y eso hay que esconderlo.

Para cantear un escudo, se suele hablar de tres materiales:

- Chapa metálica. Sin duda, es efectivo e histórico; pero se considera de mala educación. Cuando recibe golpes, se va mellando, y puede crear bordes afilados con los que tus compañeros de armas no quieren restregarse los morros.

- Cuero crudo, habitualmente obtenido de mordedores para perros. Es la opción utilizada por el amigo Coalheart para su escudo. Queda extremadamente dura, y todo el mundo dice que es lo que mejor aguanta los golpes.

- Cuero normal (curtido). La verdad es que yo había pensado en usar cuero crudo, pero es que tenía que ir a la curtiduría, y oye, ya que estoy aquí... Se supone que va bastante bien, pero que queda hecho unos zorros después de un poco de tunda.

El cuero lo podéis comprar en tiras o en trozos grandes, que suele salir más barato. Yo compré un buen pedazo de vaqueta de unos 2,5mm de espesor, que servirá también para hacer el embrace.

Para cortar tiras de cuero existen cacharros específicos, pero, para qué nos vamos a engañar: cuando una ha experimentado con diversos métodos de cortar chapa, seguro que tiene unas de éstas, y aunque la chapa no es que la corten muy bien, el cuero no se les resiste.

Una pasadita con el matacantos para dejar los bordes suaves, y a por la parte sucia del tema.

La vaqueta es un cuero bastante duro, para darle flexibilidad y poder cantear el borde del escudo, hay que ponerlo antes a remojo, bien sumergido en agua, hasta que deje de tener burbujas (señal de que ya está empapado del todo) Ojo: eso puede llevar unas horas, dejarlo a remojo la noche antes puede ser buena idea.

Perla de sabiduría: manejar el cuero mojado con unos guantes de látex puede ahorrarte un par de días de dedos negros. No sé con que demonios estaba curtido o teñido ese cuero, pero no conseguí sacarlo de mis manos ni con aguarrás, ni con alcohol de quemar, ni con quitamanchas concentrado ("evitar el contacto con la piel")

Como método de fijación, muy chulo yo, decidí pegar y remachar todo el canto.

Nunca más. No voy a volver a hacer eso nunca más.

Vale, no corres el más mínimo riesgo de que salte una tachuela del borde. Pero no os hacéis idea del trabajo de chinos que es.

Primero, hay que taladrar cuero húmedo y escudo en los puntos en los que van a ir los remaches (en este caso, clavos de 3,5mm) Esto no es imprescindible, puedes clavarlos directamente, pero con un taladro y un sacabocados quedarán agujeros más resistentes que si pasas un clavo a lo bestia.

Como al remachar tampoco vas a poder poner cientos de remaches, no puedes fijar los bordes en muchos puntos cercanos, así que tienes que usar piezas de cuero cortas superpuestas para que no tengan que curvarse demasiado.

Bien, lograr tener todo el borde en ese estado es un curro tremendo. Cosa de tres horas, y eso con ayuda de Arant. Y aún falta lo más gracioso.

Remachar semejante trasto.

Los lectores habituales ya se tienen que conocer los pasos, pero como tengo una enorme cantidad de ilustraciones, ahí van otra vez:


Paso 1 (er brinkindans): cortar el remache dejando el metal suficiente para que al aplastarlo forme un domo adecuado.



Paso 2 (er crusaíto): No olvidarse nunca de este paso cuando remachemos sobre cuero o tela: colocar una arandela.


Paso 3 (er Maiqueyason): Con la parte de atrás de un martillo de bola, vamos dándole por el borde al remache hasta formar una cabeza con forma de domo.


Paso 4 (er Robocop): Con la parte plana del mismo martillo, terminamos de alisar el remache.


¿Tiempo total para hacer esto por todo el borde del escudo? Pues unas dos horas dale que te pego, entre dos personas.


¿Quieres ver en directo lo que se tarda en colocar cada remache del borde del tambor, digo, del escudo? Si queréis haceros una idea aproximada de lo que se siente, subid a tope el volumen del ordenador.



Finalmente, el resultado quedó bastante bien para mi gusto.


Pero esto no se va a repetir. ¡Qué de curro!


(Si alguien piensa que me he vuelto loco con la numeración de los pasos del remachado, es que no ha visto la maravilla que presenta España a Eurovisión este año. ¡Va a arrasar!)

viernes, abril 04, 2008

El escudo lágrima (2): Tapizando, que no es poco.

Llega un momento en la fabricación de un escudo, en que no estás muy seguro de si te dedicas al armadureo o al arte pictórico. Ni chapa, ni metal, ni nada: te vas a poner a estirar lienzo sobre una madera para pintarlo después, cual novato aprendiz de Velázquez.

Como ya hemos comentado, la resistencia del escudo viene dada por las capas de tela encolada más que por la madera. ¿Y qué tela vamos a emplear?

Pues casi cualquier cosa nos valdrá: lino, loneta (lo que yo estoy usando), lienzo moreno (sea lo que sea eso)… En general, casi cualquier tela que tengas a mano con textura y grosor similar a una de esas viejas sábanas de hilo, o a la tela para cortinas. Una buena recomendación es ir a la tienda de tela y ver qué hay en oferta.

¿Cuántas capas? Pues de ninguna a dos por la parte de atrás del escudo (yo empleé una) y de tres a seis por el frente (yo he puesto seis) Cuantas más capas, más sólido (y pesado) será el escudo.

Para cortar la tela, no hay más que dibujar la silueta del escudo sobre la misma, coger unas tijeras y…

MAL: cortar siguiendo la silueta que has dibujado.

BIEN: cortar dejando dos o tres centímetros de más, de forma que luego puedas doblar la tela y cubrir también el borde del escudo.

Cortas tantas piezas iguales como capas de tela vayas a utilizar, y es entonces cuando te darás cuenta de la enorme cantidad de tela que lleva el escudo.

MAL: Ya está, vamos a ir encolando esto.

BIEN: Revisemos que no haya arrugas en la tela, y, cuando confirmemos que sí que las hay (que las habrá, siempre las hay) empleamos los métodos tradicionales para eliminarlas.

Empezaremos por la parte de atrás (si es que vas a entelar la parte de atrás) Pones el escudo en algún sitio donde no importen las salpicaduras de cola, encolas generosamente

MAL: y plantas la tela encima.

BIEN: y también encolas con cuidado los bordes del escudo, y sólo entonces plantas la tela encima.

Lógicamente, la tela hay que estirarla bien, asegurándote de que no quedan arrugas ni bultos. Doblas cuidadosamente los bordes, y los sujetas de forma que queden bien fijos mientras se secan.

MAL: Usar pinzas para sujetar la tela en su sitio. Deja unas marcas muy raras, arrugas, y, sobre todo, deja toda la tela pegada por el otro lado del escudo. Sí éste es el método que yo usé.

BIEN: Usar una grapadora (preferiblemente de tapizar) para fijar todo el perímetro de la tela sobre el borde. Una vez seca la cola, puedes dejar las grapas o quitarlas, lo que más rabia te dé (si las quitas, aunque pasen tu escudo por rayos X no se darán cuenta del anacronismo, y es que últimamente los criterios de autenticidad hilan muy fino)

Una vez seca la tela de atrás, cortas la tela que sobra (con un cutter o unas tijeras; con los dientes mejor no) y pasamos a la parte frontal.

Colocamos la primera capa de tela y

MAL: Inmediatamente la encolamos y ponemos la siguiente. Esto también hará que se formen bultos y arrugas raros (y lo sé de primera mano)

BIEN: Dejamos secar cada capa unas tres horas antes de aplicar la siguiente (aunque no queda del todo firme hasta más o menos 24 horas, con tres horas ya está lo bastante seca para poner la siguiente capa)

Por supuesto, se corta la tela sobrante

MAL: Esperas al final, y cortas todas las capas de golpe. Con la cola seca, se habrás convertido en una especie de cartón piedra que tendrás, prácticamente, que serrar. Más que nada, porque rompe las hojas de los cutters. Lo sé. Además, lo hace en domingo, cuando no hay nada abierto.

BIEN: Vas cortando capa por capa.

Yo recomiendo unas tijeras para cortar cada capa, y el cutter sólo para repasar al final del todo.

MAL: Emplear abundantemente un cutter cuando no se te da bien, ya que acabarás llevándote rodajas de la capa anterior.

BIEN: Manejar los instrumentos cortantes con una precisión proporcional a su agudeza. (Esto me recuerda aquel dicho de “mide con micrómetro, marca con tiza, corta con hacha”)

Ya tenemos lista la base del escudo, pero es algo soso, así que habrá que pintarlo. Por motivos que, en realidad ignoro, todo el mundo recomienda la pintura acrílica mate. Lo cierto es que es cómoda de usar, puedes limpiar los pinceles con agua, y da buen resultado; pero advierto que parece haber muy poca variedad de colores.

Harán falta dos (y hasta tres) capas de pintura para cubrir bien la tela. Lo habitual en este tipo de escudo es seguir diseños geométricos simples: a bandas, mitad y mitad, cuadrantes, cruces… Parece ser que lo más sofisticado de lo que hay constancia en cuanto a decoración de este tipo de escudos son los animales de algunos escudos (muy pocos) del tapiz de Bayeux; Cuando se empezaron a usar emblemas heráldicos, los escudos ya lágrima habían pasado de moda.

Por supuesto, lo suyo es pintar antes las partes claras, y luego las oscuras; porque perfilar bien un borde en oscuro sobre claro es fácil; y hacerlo al revés… requerirá bastante más de dos o tres capas. Y lo sé, porque yo tuve que dar cuatro de la pintura blanca para hacer desaparecer las líneas auxiliares hechas con lápiz para el trazado de las franjas.

Yo acabé pintando todo el interior de negro uniforme, y el exterior con franjas verdes y blancas (blanco pergamino, lo llaman) Por cierto, si el diseño es rectilíneo, no desperdiciéis la oportunidad de emplear cinta de carrocero. Ahorrará mucho trabajo de perfilado cuidadoso con un pincel fino; y puedes pegarla perfectamente sobre lo que ya has pintado (si está seco, claro) que no se llevará pintura.


En próximas entregas nos meteremos con la parte más ardua (y cara) del invento: canteado y embrazado del escudo