domingo, noviembre 28, 2010

Iluminación: yendo de farol.



Alguien me lo preguntaba hace tiempo (pero no he encontrado el comentario), y además ya lo decían los Smiths:



Así que manos a la obra: hagamos una lámpara que pueda dar algo de luz incluso en condiciones algo adversas. Vamos, que aguante un poco de viento sin apagarse. Lo que se dice un farol.

Antes de nada, que quede claro que mis faroles son mucho mejores que los otros que puedas haber visto antes por ahí, como los que anunciaba Edu en el Clan del Cuervo, o el que me dieron mis amigos de la Orden del Acero Negro y que me da esta pinta de psicópata. Y, por supuesto, muy superiores a los que fabricó la Milicia Concejil Riojana.

¿Cómo? ¿Que cómo me paso? Pero vamos a ver, ¿no has leído el título? Que voy de farol, hombre, que voy de farol...


Además, a Sancho de Haro le había visto las cartas, que la última vez que coincidimos le estuve interrogando sobre sus farolillos. (Y para qué nos vamos a engañar: como cada vez que este manitas se pone, los suyos están mucho mejor hechos y son mucho más bonitos que los míos pero no se lo digas a nadie que esto quede entre nosotros)

Ya se sabe que, cuando vas de farol, tienes que conformarte con las cartas que te toquen. Así que, para los farolillos, vamos a aprovechar algunos materiales y retales sobrantes que ya tenía por casa.

- No, ya...si con usted y eso del "reciclado" ¿qué día no es fiesta?

La madera para las bases del farol va a ser de los restos de la asquerosa madera alistonada de abeto que empleé para las planchas principales del fuelle.

Así que a preparar circulitos. Yo usé una base sólida y una tapa hueca (no quieres que el farol acabe ardiendo por el calor de la vela)


Estas dos tapas irán unidas por unas varillas redondas de haya de 10mm de diámetro que casualmente tenía por casa tal vez porque las compré a tal efecto en L&M hace ya unos meses, que tener un as en la manga nunca viene mal.


Puedes ver los taladros para pasar las varillas. Están distribuidos en forma de hexágono (no tengo que explicarte cómo calcularlos con el compás, ¿verdad?), pero fíjate que nos dejamos uno de los vértices sin taladrar.

Y aunque vayas de farol, tampoco te creas el rey del mambo y te pases de chulo. Si taladras a pulso fiándote de tus medidas, el farol te saldrá chungo. Taladra las dos tapas a la vez, y mejor aún si lo haces con un taladro de columna para asegurarte de que todo coincide. Créeme. Lo sé.



Algo que también tendrás que hacer con el marco de la puerta. Porque cuando vas de farol, no te andas con tonterías, y vas a por todas: faroles con puerta. Y fíjate que, en uno de los extremos, la varilla no va exactamente en un taladro, sino más bien en una ranura en el extremo.
Eso es para que, al cerrar la puerta, el farol quede tan cerrado como sea posible, y no le entre aire fácilmente. Para hacerlo, puedes cortar la madera un poco más grande de la cuenta, taladrar, y luego cortar o lijar lo que sobra.

¿Cómo que no te enteras? ¡No pretenderás que te enseña mis cartas! Enseguida verás de qué va.


Jugando de farol es importante no pillarte los dedos. Y sobre todo, procura no pillártelos con la gubia con la que estás haciendo un hueco para la cera derretida ¿vale? Ya sabes: nunca se plantan los dedazos por delante de la línea de corte, o acabarás con una bonita tirita como la de la foto. Con suerte. Y, por supuesto, teniendo que lijar otra vez la pieza para limpiarle la sangre.


Cuando se habla de faroleros, de tahúres, uno piensa en un tipo de aspecto tabernario y pelo aceitoso. Y eso precisamente es lo que nos falta: un poco de aceite. De linaza, para ser exactos; aplicado generosamente para que la madera se conserve lo mejor posible.


Cuidado al jugar contra un tahúr: tienes que andarte con ojo para que no te desplume. Vamos, para que no te acabe metiendo un clavo de esos que te dejan a dos velas...


...no te vayan a dar un palo. Y fíjate que los palos que van a formar la puerta tienen que ser un poco más cortos (dos anchos de la madera de las tapas más cortos, para ser exactos) y que también hay que colocar unos clavitos que servirán para el cierre.


Ya sabes que jugar de farol consiste en pegársela a los demás jugadores. Y, para eso, nada mejor que la cola de carpintero. ¡Eh! ¡Cuidado, que te estoy viendo! No vayas a pegar la puerta a la varilla que le va a hacer de eje, eso va simplemente encajado, y mejor incluso si tiene un poco de holgura.


Otra cosa muy importante cuando apuestas fuerte sin tener cartas es tener siempre el control de la situación. Y, para tener algo controlado, no hay nada como no hay nada como agarrarlo por su asa, en este caso de cuero.


También ayuda ofrecer una distracción a los demás jugadores, lo que se denomina una pantalla. Y, la pantalla de estos faroles, estará hecha, por supuesto, de pergamino translúcido.

- ¡Ja! ¡Eso sí que es ir de farol! ¿De dónde va a sacar ese pergamino, en pleno siglo XXI?

Muy sencillo: de esta tienda, donde, por cierto, son muy amables.


No te debes quedar corto cuando echas un farol. Del mismo modo, no te quedes corto cuando cortes el pergamino: mejor que sobre un poco y que lo rebajes después.

También es importante mantener un poco de coherencia cuando echas un farol. Por eso vamos a coser la pantalla al farol con tireta fabricada del mismo pergamino.


Ya desde el principio tienes que apostar fuerte, uniendo por varios sitios el pergamino, y avanzas subiendo y subiendo la apuesta...


...hasta que, por fin, se cierran las apuestas. Con un trozo fino de cuerda, por ejemplo, que puedas enrollar y desenrollar para abrir el farol y acceder a la vela.


- Pues no está mal, pero me parece que, de todas formas, va a perder esta mano. Por ese hueco de ahí arriba va a entrar aire a patadas, y apagará la llama en cuanto sople un pelín de aire.

Na, no te creas. Aún tengo un par de trucos más. Como estos discos cortados en chapa de 1mm y este diseño en estrella.


O esa asombrosa colección de brocas para metal de todos los diámetros imaginables, que, junto con unos pocos clavos, permiten completar una estupenda tapa para el farol (tapa que además se calienta lo bastante como para poder mantener calentito un café)


No te voy a desvelar ahora todos mis secretos (porque lo de trabajar metal ya lo he contado muchas veces), pero a veces no hay mejor forma de ir de farol que tener buenas cartas. Así que, con esta tapa y una vulgar velita...


¡Tachán! Ya tenemos una lámpara a prueba de galernas. Bueno, o, al menos, a prueba de agitar delante un mandil de cuero y de soplar a mala gaita.

Antes de dejar la partida, permíteme que te presente un método alternativo para hacer faroles: en lugar de hacerle puerta, haces una plataforma que suba y baje, enganchada a una o dos varillas adicionales de las que tirar. Así accedes a la vela desde la parte superior del farol (al que no le puedes dejar una tapa fija, eso también es verdad)


Por cierto: si alguno no sabe qué hacer el próximo fin de semana, que se pase el domingo día 5 por la feria medieval de Portalrubio (Teruel), y podrá echarme una mano en la herrería del pueblo.

Y para terminar, un consejo: si te sientas a la mesa de juego, y no sabes quién es el pardillo... es que eres tú.

miércoles, noviembre 03, 2010

Extraños documentos.

Hola, soy Lucas, el escudero.

No sé si tiene mucho sentido lo que voy a contar a sus señorías, pero el otro día me encontré un dibujo muy raro en el granero...

y, por el otro lado, decía cosas muy raras, en un lenguaje que no terminé de entender. Esto. ¿Lo entienden sus señorías?

No sé, creo que debería hablar con el cura...