domingo, noviembre 18, 2012

Arconcillo (4): lo poco que queda me lo paso yo por el forro de...

...fieltro verde. El forro interior del arcón, que va a ser de fieltro verde.

¿Cómo forrar un arcón? Pues así, a ojo, ni idea; y en internet tampoco es que aparezca gran cosa. Pero no puede ser muy diferente a forrar un cajón ¿no?

Lo primero es forrar el fondo, así que cortamos un trozo de fieltro ligeramente sobrado, se lo presentamos al fondo del cajón, y marcamos por dónde hay que terminar de ajustarlo.


Puedes cortarlo con tijera, yo, personalmente, prefiero una regla metálica y un cutter para que quede bien recto. Bueno, dejémoslo en "algo más recto", tampoco es cosa de tierarse el pisto.


Para pegarlo, primero lo colocas en el fondo, de forma que quede bien encajado en su posición final. Una vez bien colocado, levantas una mitad, con cuidado de que no se mueva la otra, y encolas la madera con pegamento de contacto.


Ya sabes que el pegamento de contacto hay que dejarlo secar un poco antes de unir las piezas. Con el fieltro es especialmente importante respetar estos tiempos, o el pegamento atravesará el fieltro y dejará una mancha por el otro lado. Lo sé de primera mano: si miras bien, a lo mejor ves en alguna foto posterior el sitio donde se me escapó el brochazo de pegamento fresco.

Una vez pegada una mitad, repites la jugada con la otra mitad ¡y listo!

Seguimos, haciendo lo mismo con las paredes frontal y trasera. Verás que he dejado unas solapas sueltas para poder cubrir también el canto de la madera.


No es que esas solapas sean necesarias, pero oye, evitarán golpes secos de la tapa. Lo suyo es cortarlas para ajustar lo mejor posible, pero, si no lo ves muy claro, recuerda que siempre es más fácil cortar lo que sobra que añadir lo que falta. Y, si hay huecos en el canto que haya que respetar, este es el momento de cortar el fieltro.


Y terminamos haciendo lo mismo con los laterales. Esto se da un cierto aire a una mesa de billar ¿no?


Estoy seguro de que, si tienes gato, este es el momento en que se cuela dentro del arcón. Sácalo de ahí, que aún hay más cosas que hacer y te lo va a dejar todo perdido de pelos.

No te olvides, una vez pegados estos laterales, de cortar en el fieltro los agujeros para las cuerdas que harán de asas.

Vaya, no saqué fotos... Bueno, yo usé uno de estos:




 Y ahora ya sólo nos quedan un par detalles, y montarlo todo. Para empezar, clavamos en la tapa una solapilla de cuero que nos servirá para abrirla fácilmente, sin tener que ir clavando las uñas en las ranuras.


Uhmmm... Estoy pensando que tenía que haber hecho el rebaje para esta solapa en la tapa, en lugar de hacerlo en el lateral. Bueno, ya es tarde para eso.

Clavamos los refuerzos metálicos de la base, que ese alistonado doméstico que hemos hecho no tiene por qué ser muy fiable.


Clavamos también los refuerzos laterales, con cuidado de que queden bien rectos, y sin arañar la pintura.


Y, como puedes ver, nos preparamos para colocar las bisagras. Yo las clavé primero a los laterales, y luego a la tapa, para asegurarme de que la parte visible quedara bien recta. Creo que fue un error: ahora la tapa cojea un poco, tenía que haberlo hecho al revés.


Ya podemos colocarle las asas. Cuerda de cáñamo, un par de nudos que hagan de tope, y listo.


Cuidado con la cuerda de cáñamo: se dehilacha de mala manera cuando la cortas, de ahí que se la suela envolver en cinta de embalar para cortarla. Como la cinta de embalar no queda demasiado histórica, mejor le hacemos un buen recosido. Y un poco de cola blanca tampoco sobrará. (Todo esto se hace antes de colocar las asas, claro)


Y con esto, puede parecer que el arcón está terminado, pero le falta un detalle. Si lo dejas así, la primera vez que lo abras de forma distraída, la tapa se vencerá hacia atrás, toda la pintura se marcará, las bisagras se doblarán y saltarán de la madera, se desarmará medio arcón, y a ti te saldrá un grano muy feo en la nariz y, encima, te olerá fatal el aliento. Está claro que hay que hacer algo: hay que colocar un tope para que la tapa no se venza hacia atrás.

Y, para eso, ¿qué mejor que esas cintas que tú mismo hiciste con trenzado de dedos hace unos días? ¡Ja, ya sabía yo que servirían para algo!

Puedes sujetar las cintas con unas hembrillas comerciales, pero sólo si eres un poco nenaza. Los hombres de verdad se las fabricarán a partir de unos clavos, que, eso sí, se acabarán cayendo antes que las hembrillas, que eso de la rosca y el acero sólido, quieras que no, ayudan mucho.


Lo suyo, por cierto, es doblarlas al rojo, calentando los clavos con un soplete. Es mucha tensión para el hierro de los clavos en frío, tienden a partirse.

A la hora de clavarlas, ten en cuenta que hay que hacerlo en ángulo para que la tensión de la cuerda no las saque. Y puede ser buena idea que taladres una guía con una broca fina antes de clavarlas, para que entren más suave: los martillazos demasiado fuertes tienden a aplastar el gancho.

Y, ahora sí que sí ¡hemos terminado el arcón!


¡Ah! ¡Y cumple la especificación principal de cualquier objeto propio de una recreación histórica! ¡Es ridículamente pesado!





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(Vaya; y ahora... ¿dónde narices guardo yo esto?)